29 enero 2006

IN MEMORIAM: TATO


Antonio Jiménez Ruíz (Tato para sus amigos, nacido en Madrid el 6 de junio de 1980) murió a los 25 años de edad el 18 de diciembre de 2005. Trabajaba en Santo Domingo para una empresa de motos subacuáticas.
En la carretera de Bavaro a Higuey un autobús se saltó un “Ceda el Paso” y arrolló el coche de la empresa. En él viajaban Tato, una compañera de Mallorca de la misma empresa y el chófer. Tato y la chica fallecieron en el acto; el conductor aún tardaría cuarenta minutos.
Yo había conocido a Tato en Pozuelo de Alarcón (Madrid) en 1999. Los dos cursamos estudios de Periodismo y Técnico en Creatividad Publicitaria y Marketing en la Universidad Francisco de Vitoria. Allí conocí también a Isaac Gutiérrez Ferreras, quien me comunica ahora la triste noticia del fallecimiento de Tato.
El cuerpo se trasladó desde Santo Domingo hasta Madrid, se incineró y sus cenizas fueron esparcidas el 22 de diciembre de 2005 por las aguas de San Vicente de la Barquera (Cantabria) donde Tato acostumbraba a hacer surf. En San Vicente de la Barquera dieron su último adiós a Tato su familia y sus cuatro amigos más directos. Uno de estos amigos, Marino Cid, le dedica a Tato estas palabras:

A ti, amigo:
Un cielo aplomado, triste y gris se fundía en el horizonte, con un mar hermano en apariencia. En un saliente de mar creado por la mano del hombre, la misma que te ha alejado de nosotros sin compasión, y con la Eternidad como anfitriona en San Vicente de la Barquera; donde tantas veces me contaste que te gustaba ir a surfear, bajo el sol y las olas del bravísimo; como tú, mar Cantábrico. Fuimos a despedirnos de ti. Pero aquel 22 de diciembre el sol no salió, y el mar en paz estaba. No podía ser de otra manera. Nada ni nadie podía estar alegre en lo que fue el ultimo adiós de tu parte carnal.
Allí estábamos todos presentes, todos los tuyos, algunos en cuerpo y alma pero todos con el alma y el corazón. Todos y cada uno de nosotros donde tu vives y vivirás eternamente: tus amigos tus familiares y tu mujer, como tú llamabas a Carmen.
Hasta allí fuimos a decirte; ¡Hasta pronto amigo!. Y en aquel idílico lugar esparcimos tus cenizas; grises como el día, grises como nuestros corazones desde que te has ido.
Y cuando tu padre te dejó volar, tu te fundiste con el mar para viajar para siempre, por todos los rincones de la tierra; tal y como a ti te gustaba.
Demasiado pronto nos has dejado Tato... pero ¡tanto nos has dejado...! que no podemos recriminarte nada. Sólo que estés donde estés, nos lleves contigo; como tú siempre vienes con nosotros.

Sirva esta bitácora como recuerdo permanente de nuestro amigo Tato. Animo a sus amigos y familiares a dejar sus mensajes si lo desean. Descansa en paz, Tato.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Espoc al habla

Mi más sentido pésame

Espoc