30 agosto 2010

HÉROES EN ZAPATILLAS

Portada del libro Héroes en Zapatillas

En plena polémica del “¡Aeropuerto para Huelva ya!” me ha dado este fin de semana por acordarme de la escultura que hay cerca del Aeropuerto de San Pablo de Sevilla, conocida como el Huevo de Colón. Cuando paso por allí,  recuerdo a su vez un libro que me regalaron de crío y aún debe andar por alguna parte de casa. Se titulaba Héroes en Zapatillas y contaba en coplillas y en cómic la vida de los grandes personajes de la historia. La entrada referente a Colón decía así:






Al rey de España un buen día
llegó un señor que decía
Soy Colón yo quiero ir
y América descubrir
¿América? ¿Qué es tal cosa?
El nombre me huele a rosa...
Colón dijo en plan profundo:
Yo sé que es redondo el mundo
Vayas hacia allí o hacia allá
siempre aquí se llegará
Dijo el Rey, hay que probarlo
no basta con afirmarlo
Dijo Colón, probaré
y ya te lo contaré
Más porque quedes contento
verás un experimento
Toma este huevo, no pesa,
y ponlo de pie en la mesa
Ensayó el Rey todo el día
pero el huevo... se caía
Colón lo cascó un poquito
y así se tuvo solito
Bravo, dijo el soberano
veo que tienes buena mano
Puedes tu viaje emprender
pero procura volver
Y hacia América partió
y América descubrió

Conozco bien esta coplilla porque en cierta ocasión me tocó recitarla de chico en el salón de actos de los Maristas. Tras esto, se me ocurrió escribir mis propias coplillas, que lamentablemente no conservo, para memorizar las biografías de los distintos reyes españoles. Recientemente recuperé la costumbre de escribir coplillas en mi libro sobre La Historia de Lucena en Cómic. Pero volviendo al Almirante, desde siempre imagino esta escena y veo a Colón cascando el huevo sobre una mesa para ponerlo de pie y al rey Fernando indignado diciéndole:

- ¡Claro, así cualquiera!


Cualquiera al que se le hubiera ocurrido, y hubiera tenido valentía para poner en marcha la idea. Muchas transformaciones importantes, tanto en las personas como en los colectivos, o en la sociedad en general, tienen origen en sencillos descubrimientos en los que alguien ha sabido sacar partido a lo obvio, a esas verdades a las que todos tenemos acceso. Ser sensibles ante la fuerza de lo obvio, ante eso que quizá es tan sencillo que parece no merecer atención nos dará mucho más juego del que pensamos a la hora de modificar nuestras actitudes y comportamientos.

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